Cómo construir prosperidad sin dañar a los demás
Las sociedades modernas se caracterizan por la rapidez con la que se
desenvuelven, vidas agitadas en donde la palabra estrés es tan cotidiana como
la multitud de pasos que deben darse de un lado al otro para cumplir con las
responsabilidades.
La vida termina por convertirse en un
círculo donde todo gira alrededor del dinero, en donde prácticamente
entregamos casi todas las horas del día con tal de poseerlo, algunas veces por
necesidad, aunque en otras es solo por codicia.
Ciertamente el dinero permite acceder
a bienes y servicios que son necesarios para dar bienestar a nuestras familias,
es la vía para proporcionar alimentación y pagar la educación de nuestros
hijos, lo cual representan necesidades básicas del ser humano.
También es la herramienta para tener
acceso a múltiples comodidades que pueden facilitar nuestro dia a dia y a su
vez mejorar la calidad de vida, tales como el hogar, un automóvil, servicios de
salud y vacaciones. Pero esto no significa que el dinero pueda comprar la felicidad.
Sin embargo, por más belleza que
pueda transmitir una sonrisa, este gesto se emplea para expresar felicidad,
aunque su origen puede ser por una acción positiva o malévola. Esto sucede
también en el caso del dinero, donde muchas veces se convierte en un simple
instrumento para fomentar la vanidad.
No podemos condenar a todos los que
cuentan con "plata" en abundancia, pues por lo general representa el
reconocimiento a nuestros esfuerzos y permite además aliviar el sufrimiento de
otros menos afortunados, que requieren una mano amiga para alimentarse.
En algunas ocasiones el dinero
funciona como una especie de imán para atraer malas influencias, que lejos de
brindar satisfacción a nuestros seres queridos, terminan por alejarnos del
anhelado camino a la felicidad de los seres humanos.
Esto puede ocurrir en casos en los
que dejamos entrar a nuestras vidas algunos vicios, cuando nos sumergimos en el
consumismo y dejamos que la vanidad se apodere de nuestro cuerpo, olvidando
toda clase de valores espirituales y la creencia en el ser divino.
Pero a través del dinero no solo
puede causarse daño a sí mismo, muchas veces es empleado para atacar a los
demás, lo cual resulta mucho más negativo, pues es injusto valerse de un
recurso que nos ha sido conferido para vivir mejor, utilizándolo como medio
para traer sufrimiento a nuestros semejantes.
Para estar en armonía con la vida,
nunca debes buscar el progreso económico a expensas de hacer daño a los demás.
Por ejemplo:
Supongamos que una oportunidad para
alcanzar un mejor puesto dentro de una empresa, dependa de que un compañero sea
despedido para así "poder limpiar del camino los obstáculos que te impiden
ascender".
Esa sería una conducta totalmente
reprochable, en donde la codicia termina por apoderarse de la razón y la
justicia, además de echar tierra y sepultar los valores inculcados a lo largo
de nuestra vida.
Nunca se debe olvidar, que el hecho
de ocupar por un momento una posición de poder, no otorga derecho de ser juez y
verdugo, y no impedirá que la justicia divina pueda condenarnos en caso de
cometer malas acciones.
Es importante buscar un equilibrio
entre lo material y lo espiritual, que nos permita diferenciar lo realmente
importante de la vida, de lo que no lo es. Por eso es fundamental estar
conectado al ser divino, para que sea nuestra guía en cada paso y nos ayude a
evitar tropiezos.
El dinero no será malo siempre que no
permitas que se convierta en lo más importante de tu vida. Úsalo para dar
tranquilidad a tus seres queridos, permite que sea un instrumento para explorar
las bellezas del mundo y haz de él una señal de agradecimiento, retribuyéndolo
en ayudas a los más necesitados.
Si intentas poder dar abundancia a
los demás, seguramente encontraras la verdadera felicidad que puede obtenerse
del dinero, que no se basa en los lujos, sino en el despertar de la solidaridad
y la gratitud de hombres, mujeres, niños y ancianos, que bendecirán tu noble
accionar.
Quizás no seamos capaces de resolver
los problemas del mundo, pero cada acción individual cuenta y todo bien que
hagamos será recompensando en sonrisas que serán una señal de alegría, salud,
amor y prosperidad.
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